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lunes, 10 de enero de 2011

Los kallawayas y el machchaj juyai, el idioma sagrado incaico

CAMBIO.-
http://www.cambio.bo/noticia.php?fecha=2011-01-10&idn=36331

Cuando los incas conquistaron el Kollasuyo encontraron en la zona de Charazani hombres sabios en medicina natural y lo primero que hicieron fue llevarlos al Cusco para que se encarguen de curar las enfermedades de la nobleza incaica.
El planteamiento corresponde al investigador Enrique Oblitas Poblete, quien en su obra Cultura kallawaya (1963) menciona: “Es pues suponer que en medio de la familiaridad existente, los kallawayas aprendieron el idioma sagrado de los incas”. El aprendizaje de esta lengua estaba prohibido para la gente del pueblo. Pero a la caída de Atahuallpa, los kallawayas regresaron a sus pueblos de sus antecesores, donde continuaron cultivando dicho idioma y empleándolo sólo en forma excepcional en sus rituales religiosos y mágicos.
El cronista Guamán Poma de Ayala menciona que los incas otorgaron un trato especial en la corte, de respeto y consideración, admitiéndolos dentro de la familia real.
Estudiando en forma comparativa –dice Oblitas Poblete– las pocas palabras que quedaron del idioma sagrado incaico y al que se refiere el cronista mestizo Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales de los Incas, existe una semejanza con la lengua de los kallawayas. Este elemento nos permite afirmar que uno y otro idioma constituyen la misma lengua; en conclusión, el machchaj juyai no es una lengua materna de la cultura kallawaya, sino la adoptiva. Un aspecto curioso que menciona el autor se refiere a que los kallawayas no se connaturalizan ni con los quechuas ni con los aymaras. La zona en la provincia Bautista Saavedra de la actual Gobernación de La Paz estuvo poblada por quechuas y rodeada de aymaras.
Los kallawayas, más propiamente qollawayus, son depositarios de un idioma secreto, conservado a través de los siglos en medio de la mayor privacidad; ningún cronista de la época de la conquista ni del coloniaje ha podido revelar su vocabulario, concretándose a informar que los curanderos sólo la usan en su actividad profesional cuando cumplen sus ceremonias y rituales.
Para Oblitas Poblete, el idioma kallawaya o machchaj juyai tiene una gramática completa y está dotado de una riqueza de expresiones que no existen en el aymara ni en el quechua.
“Mucho tiempo estuve elucubrando que el machchaj juyai hubiera sido el idioma que hablaron los incas y al que se refiere el escritor Garcilaso de la Vega”, menciona el investigador.
El cronista mestizo menciona en su obra Comentarios Reales de los Incas: “que es nombre propio que ignora su significado en la lengua general del Perú (quechua), aunque en la particular que los incas tenían para hablar entre ellos, la cual se ha perdido totalmente, debió haber tenido algún significado, porque en su parte todos los nombres de los reyes incas la tenían”.
El mismo autor describe a los kallawayas como “grandes herbolarios, los hubo en los tiempos de los incas que conocían las virtudes de muchas yerbas y por tradición las enseñaban a sus hijos que las usaban para curar”.
ACTIVIDADES Y RITOS Ceremonias. Los kallawayas no sólo se ocupaban de curar las enfermedades de los incas, sino también se dedicaban a practicar las ceremonias en honor al Sol. Ellos tenían que interpretar los sueños del monarca mediante la hoja de coca y las observaciones a los astros.
Vocablos. El primer vocabulario de las palabras kallawayas se publicó en 1954, posteriormente Carlos Ponce Sanginés recolectó 500 vocablos, mientras que Oblitas Poblete hizo referencia a 10.000.
La escritura jeroglífica de los qollawayus 
Los kallawayas o qollawayus utilizaban chiuchi-recado, unas figuritas de plomo en miniatura vaciadas en alto relieve con moldes de piedra pizarra. Cada figurita tiene un significado y la combinación de varias de ellas forma una idea o pensamiento, dice Enrique Oblitas.
El antropólogo Dick Ibarra Grasso, en su obra titulada La escritura Indígena Andina, dice que el chiuchi-recado corresponde a una escritura jeroglífica. Los kallawayas en ciertas ceremonias mágicas, prácticas supersticiosas y curaciones emplean el chiuchi-recado como complemento en las ofrendas a sus ancestros que moran en los cerros, lagos, sementeras, ríos y otros; el número de chiuchis que emplean depende del ritual. El chiuchi empleado de forma aislada no produce los efectos mágicos que tiene, como cuando se lo combina con otros elementos.

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